viernes, 29 de mayo de 2009

Cirugía de autoestima

Gran cantidad de personas se somete a operaciones de cirugía estética sin tener ninguna patología real. Porque se ven feos, no tan guapos como les gustaría o más vulgares que su famoso favorito. Estas operaciones suponen un riesgo para la salud, «cuando el paciente sometido a ellas es un menor y su cuerpo no ha finalizado su desarrollo». Así lo explica el Presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética, Antonio Porcuna. He aquí el quid de la cuestión, ya que cada vez es mayor el número de menores que acuden al quirófano en un intento de cambiar un cuerpo sin desarrollar. Un chaval de 16 años puede ser operado si se le considera lo suficientemente maduro. El concepto clásico de madurez que incluía un carácter formado y fuerte que demuestre autoconfianza parece quebrarse con la premisa. ¿Es maduro quien se opera por mera estética y no es feliz si no lleva a cabo la intervención? Todo esto de operarse «porque sí» parece venir a raíz de la que llaman enfermedad del siglo XXI: la falta de autoestima, la ansiedad y la depresión, la indecisión, el pensar las cosas más de lo que merecen ser pensadas... Cuidado con Paloma que me han dicho que es de goma y que se pasa con los ansiolíticos. ¿De quién es la culpa?, quizá del llamado estado de bienestar que tanto bienestar nos trae. Puede que a veces echemos de menos pasarlo mal y de algo tendremos que quejarnos. Ten cuidado, no vayas a ser feliz. ¿No podemos ser como somos y dejarlo estar?. Uno entiende esto mejor cuanto mayor se hace. Los complejos físicos infantiles nacen por una gran fragilidad de la personalidad de cada uno. Cuando pasan los años esa fragilidad se rompe y uno es conciente de que el más guapo no se ha quedado con la mejor chica y que el idolatrado antes, a veces es el perdedor de hoy. Para no sufrir por estos «grandes temas de preocupación actuales» lo mejor es someterse a una cirugía de autoestima, uno se quedaría como está, solo que más feliz.

2 comentarios:

  1. Para mi, es el "estado de bienestar" junto a la televisión de hoy, los dos factores más importantes que dan lugar a esta conducta de la que hablas.
    Creo que el hecho de tener las necesidades básicas cubiertas, y la seguridad de que siempre va a ser asi, nos hace preocuparnos por estupideces y, como bien dices, a pensarnos las cosas demasiado. Hay mucho "estoy depre" por ahi.
    Y la televisión contribuye a generar "patrones" o "cánones" de ser humano que los adolescentes quieren imitar continuamente.

    Cuando estos dos factores se unen, y los progenitores no son capaces de contrarrestarlo...


    Salúdos!

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